El sendero hacia la unidad de la izquierda y el progresismo para romper con la exclusi�n, conformar un programa �nico, y tener un solo candidato presidencial, no est� exento de serias dificultades.
Es cierto que el encuentro del martes 24 reci�n pasado en el cine arte Alameda constituy� un hito importante. Por primera vez los cuatro postulantes a la primera magistratura de la Naci�n de este sector aparecieron juntos y proclamando un importante nivel de coincidencias pol�ticas.
Nadie duda la vocaci�n antineoliberal de ninguno de los cuatro. Podr�a objetarse que algunos se acercan por primera vez francamente al sector, como es el caso del "socialista allendista" Arrate y del senador Alejandro Navarro, del MAS. Pero ambos han declarado abiertamente su disposici�n a participar en el proceso de unidad y acatar las decisiones de la mayor�a.
La franca y transparente actitud del ex ministro de Educaci�n de la Concertaci�n y estrecho colaborador de Salvador Allende en la �poca de la Unidad Popular, constituye un ejemplo interesante de retrospecci�n y reconocimiento de errores pol�ticos del pasado. Su reciente desafiliaci�n del PS no puede entenderse como un alejamiento del ideario socialista como ocurri� cuando encabezara a fines de los 70 y 80 el cuestionado proceso de "renovaci�n socialista" que culminara en la socialdemocratizaci�n actual de la c�pula del PS.
No puede negarse que los socialistas allendistas constituyen una inmensa mayor�a silenciosa en el seno de la colectividad que, a rega�adientes, mantienen una feble alianza con el PPD y el PDC y mira cada vez con mejores ojos una aproximaci�n estrat�gica a la creciente corriente del Juntos Podemos M�s.
Arrate podr�a ser una suerte de "puente de plata" para quienes avizoran el restablecimiento del "eje hist�rico" que hizo llegar a comunistas y socialistas al gobierno de la Unidad Popular en los '70.
Por su parte, el senador Alejandro Navarro es un exponente t�pico de lo que se ha dado en llamar "d�scolos" en la actual pol�tica chilena. Un ex brillante dirigente estudiantil, social y pol�tico que indudablemente ha jugado un papel progresista desde el interior de la Concertaci�n, pese a algunas actitudes y votaciones criticables en la C�mara Alta.
Su liderazgo y reconocimiento -sobre todo en la Regi�n del B�o Bio- lo convierte en una carta a futuro que no debe ni puede repetir la dram�tica experiencia de otros destacados diputados que, al convertirse en senadores, se desperfilaron y perdieron el ascendiente social y pol�tico que mantuvieron como permanentes denunciantes y conciencias cr�ticas del sistema imperante. El Senado de la Rep�blica es un terreno diferentes en que muchos han perdido vigencia y peso espec�fico.
No puede desconocerse que Navarro ha empezado a expresar contradicciones y a mostrar al menos dos caras. Por una parte, en el acto del cine arte Alameda se manifest� absolutamente partidario de terminar con la exclusi�n, por conformar una plataforma program�tica �nico y un solo candidato presidencial del sector pero, su gran objeci�n es el mecanismo para lograrlo.
Su insistencia en la intenci�n de llevar una lista de parlamentarios del MAS en todo el pa�s, choca de frente con las negociaciones que el Juntos Podemos M�s est� llevando a cabo con la Concertaci�n. Indudablemente el sub pacto en lista �nica se ver�a torpedeado por candidatos que, otra vez en este caso, "correr�an por fuera" e impedir�an la concreci�n del objetivo de doblar en varios distritos y, de ese modo, desplazar a la derecha y lograr una nueva mayor�a parlamentaria que permita reformas constitucionales y una normativa legal para cambios de fondo en nuestra sociedad. La pertinacia de Navarro en este sentido no ayuda en la lucha contra la exclusi�n.
Mientras que las aspiraciones presidenciales del humanista Tom�s Hirsch y del comunista Guillermo Teillier refuerzan la idea de terminar con este flagelo enquistado en el actual sistema electoral. Ambos coinciden en temas de fondo para convertirse en una alternativa real al neoliberalismo y a proyectar una opci�n de gobierno popular, democr�tico y de justicia social a futuro.
La instancia de contar dentro de poco con parlamentarios con este objetivo est� al alcance de la mano y cualquier entorpecimiento deja las cosas como est�n e impide la representaci�n de grandes mayor�as en el Parlamento. Con esta perspectiva debe analizarse la negociaci�n actualmente en marcha con los cuatro partidos de la Concertaci�n para contar con cupos en la plantilla de la Concertaci�n en un sub pacto que logre "romper los candados pinochetistas" de los que habl� Volodia Teitelboim, el gran intelectual que dejara de existir hace precisamente un a�o, cuando Chile tiene la oportunidad de conseguir esa importante meta en los comicios de diciembre pr�ximo.
Jos� Luis C�rdova es periodista. Miembro del Consejo Editorial de Cr�nica Digital. |